La partición judicial de herencias es un proceso legal empleado cuando los herederos no logran un acuerdo sobre la distribución de los bienes hereditarios. Este procedimiento se inicia ante un juzgado competente, usualmente cuando uno o más herederos solicitan la intervención judicial para resolver disputas o desacuerdos.
En la partición judicial, un juez designa a un partidor, quien será el encargado de valorar y dividir los bienes de la herencia.
Este partidor puede ser un profesional especializado, el secretario del juzgado, un abogado o un notario, que actúa de manera imparcial para garantizar una distribución justa y equitativa según las disposiciones legales y las voluntades expresadas en el testamento, si lo hay.
El proceso incluye varias etapas:
- Primero, se realiza un inventario detallado de todos los bienes y deudas del fallecido.
- Luego, se procede a la tasación de estos bienes, lo que puede requerir la intervención de expertos en valoración.
- Una vez valorado el caudal hereditario, el partidor elabora una propuesta de partición que debe ser aprobada por el juez y, si es posible, por todos los herederos.
La partición judicial es una solución cuando el consenso es inalcanzable, pero es más larga y costosa que la partición de herencias de mutuo acuerdo.
Además, puede generar tensiones entre los herederos, por lo que se recomienda como último recurso. En todo caso, es fundamental contar con el asesoramiento de expertos en derecho sucesorio para tramitar este proceso complejo y delicado.